Mi vida interior y mi vida exterior viven peleadas.
La una anda feliz, ríe, canta y abraza todo lo que puede. La otra no. Estudia reposadamente cada intención, cada problema de lógica que percibe, cada gesto, cada mirada que cree reconocer.
Mis ojos también. Los de ver hacia afuera están contentos porque reconocen la vida y la ven a cada instante. Los de ver por dentro a veces ven un oscuro silencio alrededor y no tienen mas remedio que limpiarse con alguna que otra lagrima.
Mi boca igual. Hacia afuera juega, habla sacudiendo conciencias se ríe en compañía de otros, besa manos arrepentidas, labios en carne viva, silba… y hacia adentro murmura, se muerde los labios a si misma, aborta palabras, traga saliva y le grita a mi conciencia a mi ángel de la guarda y a mi madrina. Y me insulta y me dice que es por mi bien y que de mi, no se fía.
Y también mis manos hacia a fuera tocan la vida, una margarita, el agua, el aire entre tu cuerpo, el sol entre tu cuerpo, tu alma entre tu cuerpo…
Hacia adentro mis manos se mueren de envidia. Solo son fundas de tiempo para la esperanza. Hacia adentro, las mato de envidia.
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