... como ellos, tengo un barco con velas de plata
en el que vive mientras me quiera, una rata.
Y como todo corsario que se precie
de palo tengo una pata
por cuenta de la muerte.
Ella dice que fue suerte y que engañe al destino
pero no hay pirata que desprecie una partida de cartas
enamorarse en su barca y una botella de vino.
Así que de hoy en delante pirata
por mas señas señor de las tintas oceánicas
el terror de los mares de palabras:
el pirata chino.
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