jueves, 15 de diciembre de 2011

He vuelto a soñar con la gaviota. Creo que esta vez quería mi alma para devorarla. No se que puede significar pero me hace pensar en si seré creyente de alguna religión. Es posible que por las noches rezara alguna oración al acostarme cuando terminaba el día. O puede que rezara junto algún niño al que sujeto las manos, mientras repetimos las palabras que se le graban como un mantra para siempre.
Aquí en la isla no siento la necesidad de rezar. No se si tengo que dar las gracias por estar aquí solo, desvalido y con menos ilusión de que me encuentren según pasan los días. Además creo que si quisiera rezar debería tener alguna imagen en la cabeza. Pero yo no tengo recuerdos y para mi rezar seria como gritar en medio del mar: nadie me oiría y rezar debe implicar el deseo, la esperanza que a mi me falta. Si muriese esta misma noche dios no podría recriminarme el no haber rezado.
-                     Como no me has rezado estos últimos meses?
-                     No creí que existieras.
-                     Para eso esta la fe.
-                     No recuerdo que es.
-                     Eso no es excusa.
-                     Tu me dejaste sin memoria.
-                     Yo solo te salve.
-                     De que?
-                     No puedo decírtelo. Tu debes descubrirlo.
-                     No te creo.
-                     Te falta fe.
-                     Esta conversación ya la hemos tenido.
-                     Empiezas a recordar.
-                     Deberías olvidarte de mi.
-                     Imposible. Un hombre siempre le debe algo a un dios.
-                     Todos los hombres?
-                     Todos. No creo que ninguno se salve.
-      Te falta fe!

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