viernes, 9 de diciembre de 2011

He supuesto que llevo aquí unos cien días. Carezco de cualquier instrumento para medir el tiempo y no he tenido la precaución desde que llegue de apuntar el paso de estos días. Tampoco es muy importante y saber los días que llevo en la isla responde más a que mi cabeza, no deja de pensar estas cosas y otras que juzgo de lo mas absurdas porque si lo pienso bien me da exactamente igual el tiempo que haya pasado. Tan solo me puede apetecer saber el tiempo que me queda.
Para ello he visualizado mi vida en la isla desde lo alto. He visto lo que he ido haciendo todos estos días. Cuando me levanto y cuando me acuesto. Las veces que como al día, cuando limpio la playa o cuando me siento a ver las puestas de sol. Sé que el día tiene veinticuatro horas de las que al menos unas dos terceras partes son de luz. El resto entre amanecer atardecer y noche son ocho horas. Doce días hacen una semana: enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre. Cuatro semanas y media hacen un mes y siete meses (lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, habado y domingo) un año. He llegado a la conclusión de que llevo aquí unos dos meses es decir cien días.
Cien días me parece mucho tiempo para que nadie halla venido  a buscarme lo que me indica que quizá nadie me haya echado en falta al no llegar a puerto. Quizá a nadie le importa si llego alguna vez o no. Deberla empezar a pensar en esta isla (no se bien si es una isla porque aun no me he decidido a explorarla) como mi futura casa para mucho tiempo.
No me quito de la cabeza que no dejara huella en nadie. Nunca nadie pensó en mi? Ni un pequeño recuerdo? Nadie sentirá mi falta? Nadie? Ninguna familia? Padres, hermanos, primos, abuelos? No? Ningún amigo sentirá mi ausencia? Ninguna esposa me llorara? Una prometida? Un amor pasajero? Una puta que recuerde al menos mi dinero?

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