viernes, 25 de noviembre de 2011

Ya estoy casi recuperado de mi hombro. Cuando desperté en esta isla después de naufragar apenas podía moverlo. Es el izquierdo y tenia un dolor tan intenso en él que cualquier movimiento que intentase me hacia perder el equilibrio y caer al suelo. Tuve que inmovilizarlo contra mi cuerpo y atarle con la camisa que tenia porque del naufragio (algunas veces pienso que quizá no naufrague y que me tiraron por la borda por motivos insospechados otros marinos con los que iba en el barco) no he podido rescatar nada.
Ni una caja ni un fardo, unos papeles o un trozo de madera que pudiera utilizar o al amenos hacerme recordar. Tampoco he visto cadáveres o restos de algún bote. Creo que algo debía haber encontrado. Es posible que llegara a otra playa cercana y anduviera perdido sin conocimiento por un tiempo hasta llegar aquí. Esto explicaría porque no veo restos. También pienso que si alguien hubiera sobrevivido conmigo ya me habría encontrado.
Yo de momento no tengo ninguna gana de investigar. Me da lo mismo y tengo miedo. Temo salir de este pequeño mundo que voy conociendo y al que poco a poco  voy dando la forma que necesito. Sobre todo no quiero hacerme daño. Si tuviese un accidente y me torciese un tobillo o me dislocase un brazo seria mi fin. Apenas consigo tener una vida medio decente aquí perdido entre el cielo, la tierra, el mar y solo sin recuerdos de mi vida anterior.
Tan solo conservo la poca ropa que llevo y que va carcomiendo el sol y el mar. Por no tener no tengo fuego. Como las frutas maduras que caen diariamente de los árboles y algunas bayas que son como  moras. Afortunadamente el clima parece estable. Calculo que durante el día habrá una temperatura de entre 22 y 24 grados y por la noche tan solo tres o cuatro menos. Si este clima dura todo el año al menos no moriré de frío cuando lleguen días peores.

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