martes, 22 de noviembre de 2011

Mi nombre es… es… imposible de recordar! Excepto algunas imágenes, vagas, que de vez en cuando llegan desbocadas y sin orden a mi cabeza, no consigo recordar nada.


Un día desperté en una playa pequeña, una franja de tierra que separa las olas suaves que envía el mar, de una zona arbolada en la que sin ninguna gana a penas me he adentrado para reconocer. Como no tengo posesiones he decidido darle nombre a esta playa y la he llamado “Mía”. Me hace ilusión saber que tengo algo. La playa mira a poniente, al oeste y todas las tardes veo como el sol se esconde por debajo del agua mientras intento saber algo mas de mi.


Tengo un sueño que se repite a menudo (cuanto tiempo llevare aquí?) en el que veo como parto de un extraño puerto que no reconozco y sin que nadie me despida. Voy en un barco viejo y yo soy la única tripulación. Yo manejo las maromas, izo las velas, conduzco el timón y curiosamente me guío por la luna en vez de las estrellas. Siempre navego hacia la luna. Esta quieta, enorme, brillante y roja en la línea del horizonte sin decidirse a subir y volverse pálida o dejarse raptar por Neptuno y sumergirse en el mar. Nunca se ha movido. No puedo entenderlo. En lo alto del palo mayor hay una gaviota que de vez en cuando echa a volar y vuelve pasado algún tiempo. Supongo que estamos lejos de tierra firme y no tiene otro sitio donde posarse. O quizá espera que muera para devorarme.


Me gustaría escribir todas las cosas que sueño y pienso porque tengo miedo de perder la poca memoria que me queda (no se si puedo vivir sin memoria).


Esta noche el cielo está más bonito que nunca. Me gustaría saber quien soy.

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